APATÍA EN PREPA Y 2 AÑOS PERDIDOS EN PRIMARIA, “RESACA” DE LA PANDEMIA

Alicia Arias/León, Gto.- El sistema educativo de Guanajuato se enfrenta a retos nunca antes vistos y que son consecuencia de la pandemia de COVID-19. Una generación de estudiantes de preparatoria apáticos y sin habilidad para comunicarse, y el rezago de dos años en el nivel primaria, definen la problemática.

La ansiedad, la apatía, la desmotivación, la falta de habilidad para estar en las aulas y para comunicarse, caracterizan a la actual generación de estudiantes de nivel medio superior.

La deficiencias de este nivel educativo tienen que superarse en dos años, contados a partir del regreso a las aulas, que fue en noviembre de 2021, pues “si no lo superamos en dos años estoy segura que va a ser muy difícil superarlo más adelante”, advierte María Esther Medina Rivero, directora general del sistema Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Guanajuato (CECyTE Guanajuato).

La directora del subsistema CECyTE más grande a nivel nacional señala que se tiene una generación de estudiantes apática, sin habilidades para comunicarse, sin el deseo de estar en las aulas y de superarse, y sin el apoyo de los padres y madres de familia para salir adelante.

Entre el estudiantado es común escuchar que padecen ansiedad, pero “creo que es una confusión de concepto” y podría ser, más bien, la pérdida de la habilidad para estar en un aula. “Creo que perdieron la habilidad de socializar, perdieron la habilidad de comunicarse, perdieron la habilidad, incluso, de interactuar con el maestro, y también el maestro perdió habilidades, debemos reconocerlo”. Es la “resaca de la pandemia”, como le llama Esther Medina.

La directora del CECyTE asegura que nunca se habían visto las conductas que hoy tiene el estudiantado y que se necesita un trabajo de toda la sociedad porque “los retos son mayúsculos” a los de otras generaciones. Advierte que no es un tema de gobierno porque las aulas ahí están y la deserción “es un tema de la familia”.

Las chicas y chicos dicen sentirse ansiosos, desmotivados. “Como que no es una generación que quiera superarse” y una conducta muy presente es la poca interacción que tienen  con su sector educativo y con su entorno para informar, reportar, manifestarse. “Les cuesta más trabajo la expresión, la comunicación”, asegura la funcionaria estatal.

Si no lo superamos en dos años estoy segura que va a ser muy difícil superarlo más adelante

María Esther Medina Rivero

La apatía y el aislamiento son características que están siendo atendidos por el sistema educativo a través de actividades en las que se promueve la participación del estudiantado para fortalecer los mecanismos de comunicación.

De acuerdo con información de la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG) la encuesta RIMA, que significa Recopilación de Información para la Mejora de los Aprendizajes, reveló que en las preparatorias la pérdida más importante fue la comunicación.

“Sí perdimos en matemáticas y español, pero lo que más perdimos es en lo socioemocional. No se saben comunicar”, declaró el titular de la SEG, Jorge Enrique Hernández Meza.

Abandonados por sus padres

En esta generación de estudiantes post pandemia otro de los fenómenos es que a los papás se les olvida que mandan a la escuela a sus hijas e hijos “y que no es responsabilidad de la escuela educarlos. Es reafirmarlos con destrezas, habilidades para que ellos puedan coadyuvar a su proyecto de vida; pero el primer proyecto de vida que ellos tienen es ser seres humanos. Tienen una familia y tutor que los abrace y reconozca su esfuerzo”, comentó Esther Medina.

Estudiantes de prepa son apáticos y tienen problemas para comunicarse. FOTO: ARCHIVO

Por ello, se necesitan padres y madres integrados a la comunidad educativa, toda vez que quienes carecen de ellos “son futuros desertores” al no tener las autoridades la manera de interactuar con sus padres para resolver los problemas.

“Estamos aprendiendo nuevas estrategias que antes no eran necesarias” y el profesorado guanajuatense tiene que renovarse y reinventarse. “Lo que no se vale es decir: ‘ya lo perdimos. Es hacer un esfuerzo’. De eso se trata el pacto social por la educación, sostiene la directora del CECyTE.

El CECyTE tiene cobertura en 40 de los 46 municipios del estado de Guanajuato con 56 planteles en los que estudiante 41 mil 412 jóvenes.

Se calcula que al término del presente ciclo escolar habrá incrementado en un punto porcentual la eficiencia terminal; es decir, que de cada 10 estudiantes egresan siete. El ciclo pasado egresaban seis de 10.

Con la pandemia de COVID-19 el sistema CECyTE de Guanajuato perdió 7 mil estudiantes y recuperó solamente al 30 por ciento de ellos; es decir, alrededor de 2 mil 100. El resto, 4 mil 900 ya no regresaron.

Sin embargo, la permanencia escolar del primer al segundo semestre ha mejorado cinco puntos porcentuales, una cifra histórica. De 15 mil estudiantes que cursaron el primer semestre solamente 270 no se inscribieron al segundo.

Se perdieron 2 años de conocimientos en primaria

En el nivel primaria la resaca más grave de la pandemia es haber perdido dos años de conocimientos. Esto significa que quienes estudian el tercer grado tienen conocimientos de primero.

“Dos años de pérdida de aprendizajes es sumamente complejo” y se cree que se deben trabajar, por lo menos, cinco años de forma intensiva para abatir ese rezago. Los proyectos implementados son de largo- plazo, comentó el titular de la SEG.

La principal dificultad que tienen las y los estudiantes de primaria es la falta de comprensión sobre lo que están leyendo. “Hay un déficit lector muy relevante” en el proceso de lectoescritura, principalmente  en los primeros tres grados, explicó Hernández Meza.

En educación tenemos todavía un reto muy importante de muchos años

Jorge Enrique Hernández Meza

El concepto de “pobreza de aprendizaje” es utilizado por el Banco Mundial (BM), tiene que ver con la lectura y se refiere a que infantes de 10 años o más no pueden leer y comprender un texto simple.

En América Latina, cuando empezaba la pandemia había un promedio 54 menores de cada 100 con pobreza de aprendizaje; en la actualidad hay 70 de cada 100.

“Es un reto mayúsculo” y “cuando se habla de recuperación post pandémica, porque ya está todo abierto, nosotros no. En educación tenemos todavía un reto muy importante de muchos años”, comentó el secretario Hernández Meza.

Detalló que en el nivel de primaria baja, es decir los tres primero años, se necesita que sepan leer lo elemental y después sepan leer para aprender. “Estamos en un proceso de recuperación de aprendizajes fundamentales", comentó.

La SEG comenzó a implementar esa estrategia con 28 mil estudiantes de 295 escuelas, donde se realizan grandes esfuerzos en las áreas de lectoescritura y lógica matemática, debido a que “ésta será una generación muy compleja si no nos enfocamos en esos aprendizajes”, dijo el secretario.

Que entienan lo que están leyendo es el principal reto en el nivel primaria. FOTO: ARCHIVO

Para el siguiente ciclo escolar, se trabajará con el 40 por ciento de la matrícula estatal y para el ciclo que comenzará en el 2024, es decir para el tercer año de implementación de la estrategia, se estará atendiendo al 100 por ciento, que son cerca de 300 mil niñas y niños que cursan del primero al tercer gado.

Estos son trabajos extraordinarios en los que se trata de llevar la currícula ordinaria y, a la par, “recuperar lo que cada niño perdió”. Se organizan en grupos por nivel de conocimientos y se trabaja de manera específica”.

El reto de que los infantes vuelvan a leer es tanto para las autoridades educativas como para los padres de familia, porque se les tiene que “enganchar” nuevamente con los libros. Están muy estimulados con tecnologías, con teléfonos y otras cosas que no necesariamente permiten que vuelvan a los libros de papel, comentó el titular de la SEG.

De acuerdo con los resultados de RIMA, el hecho de leer, aunque sea en el teléfono celular, permite que un menor tenga más probabilidades de éxito, pues, según la medición con que cuentan, un infante que lee de cualquier fuente tiene, en promedio, dos puntos arriba en escala de 10 del resto de las niñas y los niños.

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