MADRES MEXICANAS VIVEN EN POBREZA Y DESIGUALDAD

CIMAC/Ciudad de México.- El Día de las Madres en México fue instaurado en mayo de 1922, cuando la Iglesia, personajes y políticos conservadores, intentaron silenciar las voces de decenas de feministas que proclamaban diversas demandas sobre la maternidad impuesta, que era consagrada por la sociedad como el fin único de una mujer.

En 1916 se realizó el Primer congreso feminista en Mérida, Yucatán, con el fin de discutir el papel de las mujeres en el Estado, la educación, las artes, sufragio femenino y educación sexual.

Fue entonces cuando las mujeres emprendieron campañas en las que se entregaban folletos informativos, los cuales hablaban sobre métodos de protección para evitar el embarazo. Sin embargo, la difusión de esta información comenzó a tambalear a ciertos sectores de la población, quienes consideraron estas acciones como una “campaña criminal contra la maternidad”.

Los encargados de promover este discurso fueron los integrantes del periódico Excélsior, en especial Rafael Alducin, fundador y primer director del medio. En una convocatoria pública lanzada en el diario, se hizo un llamado para instituir un día que permitiera celebrar a las madres mexicanas.

Con este mensaje en realidad se buscaba frenar las demandas de las mujeres que comenzaban a retumbar en varios rincones del país.

“Hoy, que en el extremo meridional del país se ha venido emprendiendo una campaña suicida y criminal en contra de la maternidad, cuando en Yucatán elementos oficiales no han vacilado en lanzarse a una propaganda grotesca, denigrando la más alta función de la mujer, que no sólo consiste en dar a luz sino en educar a los hijos que forma su carne, es preciso que la sociedad entera manifieste, con una fórmula banal si se quiere, pero profundamente significativa, que no hemos llegado de ninguna manera a esa aberración que predican los racionalistas exaltados, sino que, lejos de ello, sabemos honrar a la mujer que nos dio la vida”, se leía en publicaciones de la época.

Esta postura fue apoyada por el entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, quien ofreció a “la niñez escolar” de México para que rindiera homenaje a las “abnegadas madres”. La Iglesia católica hizo lo propio y legitimaron la campaña iniciada por Excélsior para “hacer un culto” a la mujer.

La necesidad del sector conservador del país de perpetuar roles y estereotipos de género motivó la creación del Monumento a la madre, en 1932, a cargo del arquitecto José Villagrán García.

“A la que nos amó antes de conocernos”, se puede leer en la placa colocada debajo de la escultura. En 1991, el movimiento feminista, encabezado en esta ocasión por el “Movimiento Nacional de Mujeres” colocó una placa complementaria al pie del monumento a La Madre que dice: “Porque su maternidad fue voluntaria”.

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