BANQUETE MUSICAL DELEITA EL OÍDO DEL PÚBLICO CERVANTINO

Kuali/Fotos:Leopoldo Smith/Guanajuato,Capital.-Rodolfo Ritter y el Cuarteto Latinoamericano compartieron una biografía musical del compositor ruso más recordado en la edición 51 del Festival Internacional Cervantino (FIC), Serguéi Rachmaninov, a 150 años de su nacimiento y 80 años de su muerte.  

El recorrido musical inició con Lied (Romance) en fa menor y Melodía en re mayor para violonchelo y piano, piezas que corresponden a la adolescencia del pianista. Estas desprendieron una carga emocional melancólica, como si detrás del sonido yaciera una historia de desamor y rechazo.  


El concierto continuó con el Cuarteto No. 2, una de las obras más famosas de Rachmaninov que se distingue por el uso de la melodía y tonos profundos. La segunda parte del concierto expuso algunos de los 24 preludios compuestos por el músico a lo largo de su vida, el Preludio Op 23, núm. 5 en sol menor y el Preludio Op 32, núm. 10 en si menor.  

Su presencia cerró con una interpretación apasionante que emuló una conversación musical en busca del balance, el violonchelo inició las preguntas y el piano parecía contestarlas con una sutileza repentina. El final desembocó en un cuarteto de violines en el que se pudo apreciar a todos los integrantes en escena.   Como gotas de lluvia fina que chocan con el asfalto, los dedos de Rokas Valuntonis tocaron con delicadeza el piano del Templo de la Compañía de Jesús Oratorio de San Felipe Neri. Su participación en el FIC 51 fascinó a los asistentes, quienes se deleitaron con un programa de compositores representativos de distintas épocas y movimientos musicales, como Edward Grieg, Claude Debussy, Balys Dvarionas y Frederic Chopin.  

El concierto brindó un acercamiento al romanticismo con el Album leaves Op. 28 de Edward Grieg, y el impresionismo a través de la Suite Bergamasque, de Claude Debussy. Fue así como el pianista pintó el espacio de múltiples tonalidades musicales y captó la atención del público entre una pieza y otra.  

Casi al término del recital, el músico lituano interpretó Balys Dvarionas, una obra en cuatro movimientos que retrata el paso del invierno mediante el sonido. Al ritmo de los copos de nieve cayendo desde el cielo, Rokas Valuntonis congeló el recinto guanajuatense, en el que parecía encontrar la inspiración en el techo cada vez que dirigía su mirada hacia el infinito.  

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