“EL CEDRO Y LA FLOR”, UNA PROMESA HECHA HOMENAJE

“Nadie puede perder su hogar mientras recuerde de dónde viene”

Hissam Abdala Majamad

Alicia Arias/León, Gto.- El día que Hassan murió Hissan se propuso escribir la historia de su padre, un migrante libanés que se estableció en Veracruz, donde murió en una sala del seguro social a falta de atención un día de carnaval.

Así comienza la historia que cuenta Hissam Abdala Majamad en la novela biográfica “El cedro y la flor”. Una historia que se desarrolla en México: "este país maravilloso le brindó la oportunidad a mi padre que su propio país no le pudo dar”.

Poeta hijo de libaneses nacido en Córdoba, Veracruz, Hissam Abdala vino a presentar su primera novela a la Feria Nacional del Libro de León (Fenal). La ciudad zapatera no le es ajena porque la visita desde hace 45 años para convivir con su hermana que vive aquí.

“El cedro y la flor” es la promesa que se hizo Hissam a la edad de 22 años, cuando su padre murió. De la partida de su padre a la publicación de la obra pasaron casi 50 años.

La historia comienza cuando Hassan es enviado por su padre, el abuelo de Hissam, al continente americano para ponerlo a salvo de los tucos.

“Un amigo de mi abuelo le dijo que los soldados del Imperio Otomano irían por él –por Hassan- y mi abuelo le dijo: ‘nunca vas a usar el uniforme turco. Ya me hablaron de América. ¿Qué es América? ¿Dónde queda América? Pero te vas a ir a América. Prefiero no volverte a ver a que estés bajo control de ellos”. Y lo mandó a América. El barco salió de Beirut y llegó a Veracruz donde pasó su vida.

El 8 de marzo de 1973 Hissan enfermó y murió en una sala del seguro social del Puerto de Veracruz a falta de atención porque era la temporada de carnaval y no había médicos.

Casi cinco décadas después, el 18 de noviembre de 2022, salió a la luz la biografía novelada que narra su vida, la de un hombre “de carne y hueso con errores, con virtudes, con defectos y con aciertos. Es un hombre como cualquier otro en circunstancias muy especiales, y él sobrevivió y eso es muy importante”, comenta Hissam.

El libro, añade, “es un reconocimiento a todos los emigrantes de todos los países que han llegado a México y los que están en el mundo hoy en día”.

Hissam Abdala Majamad. FOTO: ALICIA ARIAS

“Yo quiero que se reconozca al emigrante que vino, que dejó todo para venir a un país como este; sin embargo, lo que más enseña este libro es que este país maravilloso, que es México, le brindó la oportunidad a mi padre que su propio país no le pudo dar, De ahí mi agradecimiento infinito a este país, siendo mexicano por nacimiento y mexicano por agradecimiento”.

El cedro y la flor se encuentra en la mayoría de las librerías del país, en plataformas digitales y también está disponible en audiolibro.

“Me mandaron un audiolibro para que lo escuchara. No pude. Aguanté cinco minutos y me puse a llorar porque, no se parece a la voz de mi padre, pero era mi padre el que me estaba hablando y eso me hizo llorar. Por eso no quiero escuchar el audiolibro porque a mí me afectó mucho”, comenta Hissam Abdala.

“Yo sentía que era mi padre el que me estaba hablando exactamente a mí. No a su padre, si no a mí, su hijo”.

¿Escribiste un libro en el haces que tu padre te hable?

Sí y no. Yo hago que mi padre hable a su padre con mi voz. Lo que mi padre le dice a su padre es mi voz, lo que yo le hubiera dicho al mío, Yo le presté la voz a él.

El cedro y la flor, La Flor y el cedro

Además de haber cumplido la promesa que se hizo cuando tenía 22 años, el libro le enseñó a Hissam que “sí se puede”, que a sus 72 años pudo publicar su primera novela.

“Nunca me imaginé la satisfacción que para mí fue escribir el libro porque, por un lado, fue catártico, liberé lozas muy pesadas” y “me enseñó que sí se puede. Mi padre llegó a los 17 años sin el idioma, sin dinero, con un pantalón y unos zapatos. Yo, a mis 72 años, pude imprimir mi novela. Quiere decir que también yo pude y, con entusiasmo y ganas, las cosas se pueden hacer”.

El libro está a punto de agotarse, la semana pasada le informaron que sólo quedaban 100 ejemplares impresos.

En México la población descendiente de libaneses es de 1 millón 200 mil personas. “La diáspora libanesa eso es lo que vale en todo el país”.

Es un reconocimiento a todos los emigrantes de todos los países que han llegado a México y los que están en el mundo hoy en día

Hissam Abdala Majamad

Hissam es poeta pero ya comenzó a escribir una segunda novela ante la exigencia de sus lectores que le preguntan qué sigue.

“Mi gran pesar es que yo me tengo que convertir en un personaje; además de escribirlo voy a minimizar mi participación porque si este es El cedro y la flor, mi padre es el cedro, mi madre es la flor; el otro libro podría llamarse la flor y el cedro. La parte principal sería mi madre y mi padre sería un acompañamiento. En eso estoy”.

Aunque está centrado en una segunda novela, el escritor no abandona la poesía, que para él “es la cereza del pastel de la literatura”.

“Para mí está olvidada, no está reconocida, no está valorada. Para que alguien lea lo mío preferí irme primero por la novela. Cuando la gente me empiece a conocer, quizá, lea mis textos de poesía”.

Como poeta, Hissam hizo de El cedro y la flor una novela de prosa poética enriquecida con metáforas.  “Hay un sentimiento muy importante explicado ahí. Es muy poético el libro, por cierto”.

“Yo, si tengo dos eventos sólidos no hay nada que los vincule, la vinculación es novelada. Te llevo del punto A al punto B a través de mi novela y así voy armando los diferentes puntos que sí son sólidos”.

A seis meses de su publicación El cedro y la flor está por agotarse “a pesar de que nadie me conoce a mí y nadie conoce el título”.

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