Alicia Arias/Ciudad de México.- Los obispos integrantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresaron su indignación por el asesinato, el domingo pasado, de ocho jóvenes y adolescentes en una comunidad rural de Salamanca. Piden dejar intereses personales y combatir la injusticia.
En un comunicado fechado el 18 de marzo y firmado por cinco obispos y un arzobispo, la máxima autoridad de la iglesia católica en México envió un mensaje “ante el inadmisible asesinato” en el que expresan que están profundamente indignados por el artero asesinato de ocho jóvenes, en cuyo grupo había integrantes de la pastoral juvenil de la Parroquia de San José de Mendoza, de la comunidad rural que lleva el mismo, ubicada en el municipio de Salamanca, Gto.
Lamentan que hayan muerto a manos de la delincuencia organizada y hacen un llamado a reflexionar sobre la violencia que azota al país y se ha vuelto un cáncer para la sociedad.
“La delincuencia presume impunidad, manifiesta el desprecio por la vida y hace imperar la inseguridad en nuestros espacios vitales comunitarios; esta realidad hiere el corazón de todos los mexicanos, nadie puede sentirse fuera de ella”, expresan los obispos.
Destacan que la paz no es solo la ausencia de guerra o violencia, sino la presencia activa del bien, la justicia y la fraternidad; y hacen un llamado a todos los ciudadanos, a las autoridades en sus tres niveles: municipal, estatal y federal; a los jueces, magistrados y ministros; a los legisladores, a la sociedad civil organizada, a los empresarios, comunicadores y a todas las comunidades que persiguen la construcción del bien común, para asumir cada uno su responsabilidad con valentía y compromiso por México.
“Basta ya de intereses personales o partidistas, formemos un frente común, vivamos la solidaridad que tantas veces nos ha caracterizado ante las tragedias que enfrentamos, y combatamos la delincuencia y la falta de justicia que hace sangrar nuestra patria y trunca el sueño de miles de nuestros jóvenes”, demandan los obispos.
El comunicado está firmado por Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y presidente de la CEM; Jaime Calderón Calderón, arzobispo de León y vicepresidente; Enrique Díaz Díaz, obispo de Irapuato; Víctor A. Aguilar Ledesma, obispo de Celaya; Héctor M. Pérez Villarreal obispo Auxiliar de México y secretario general; y Fidencio López Plaza, obispo de Querétaro.