Dr.(c).Washington Daniel Gorosito Pérez
Este año se cumplen 150 años de la Ciudad de La Paloma, en el Departamento de Rocha, al sur de la República Oriental del Uruguay. La Dirección de Cultura como parte de los homenajes presentó la convocatoria para participar en el libro:
“Mar, arena e identidad”.
Dicho aniversario se festeja a partir del 1º de septiembre, día en el año 1874 que se enciende por primera vez el Faro del Cabo Santa María de la Paloma. Su puesta en funcionamiento procuró luz y seguridad a los navegantes, pero también a toda la zona que comenzaría a crecer a sus alrededores para transformarse en uno de los balnearios más importantes del Uruguay.
Ese día se toma como fecha fundacional de La Paloma. Se pueden encontrar muchas historias escritas, otras han sido transmitidas oralmente por generaciones. Seguramente quedan muchas por contar entre sus residentes o aquellos que alguna vez disfrutaron de sus playas, sus calles, su cultura, sus encantos.
Por este motivo, y como forma de aportar a los festejos de los 150 años de la ciudad de la Paloma, la Dirección de Cultura, realizó una convocatoria a escritores y a cualquier persona que le guste el arte de escribir a presentar sus obras, con el objetivo de generar un libro colectivo, como homenaje y agradecimiento a la sociedad que ha construido La Paloma que disfrutamos hoy, y como legado para las futuras generaciones, convencidos de que será un aporte importantísimo a la trascendencia de la identidad palomense.
Al llegar a mis manos la misma, me hizo viajar en el tiempo y recordar mis vacaciones de verano de mi niñez, cuando visitaba a mis abuelos maternos en el Departamento de Rocha, Doña Rosa y el “Vasco” Gregorio, quienes me llevaban unos días a disfrutar las hermosas playas de La Paloma, sobre el Océano Atlántico.
Allí conocí a un amigo de mi abuelo, “Don Lucho”, que se transformaría en un personaje icónico de La Paloma. Ese pescador, cocinero, que convirtió su rancho en restaurante y galería de arte, decían que era un “museo de arte naif”, algunas de sus pinturas y esculturas en madera, se encuentran en sitios lejanos, como París y Madrid, llevadas por quienes visitaban La Paloma todos los veranos.
Pero sin lugar a dudas la más representativa de su arte, y su bondad, es el Cristo de “Lucho” en playa Los Botes, que construyó para protección de los pescadores, mirando hacia el hermoso mar. De esos recuerdos nació el poema: “Yo conocí a Don Lucho”, que integra el libro: “Mar, arena e identidad”.
YO CONOCÍ A “DON LUCHO”
Deja te voy a contar
era un niño Montevideano
que a Rocha iba a vacacionar.
“Donde nace el sol de la Patria”
días felices vendrán.
Allí vivían mis abuelos
siempre era un gozo visitar
en vacaciones de enero
a La Paloma a jugar.
Tomamos el tren en Rocha
¡qué alegría al llegar!
a la estación La Paloma
con solo cruzar la calle
allí me esperaba el mar.
Eran los años 60
y yo era un escolar
disfrutaba de la playa
no paraba de jugar
la arena fina bajo mis pies
y ver las gaviotas volar.
Mi abuelo tenía un amigo
que tenía un restaurant
lo llamada Don Alfredo
aunque por lo general,
se le decía “Don Lucho”
era un hombre especial.
Me solía contar historias
de aventuras en el mar
además de pescador
era escultor y pintor.
En su “rancho” de comidas
lo podías constatar
era como un museo
dicen que de Arte Naif.
Pasaron pronto los años
y este niño ya creció.
Me cuenta un día el abuelo
que “Don Lucho” ya zarpó,
muy ligero de equipaje
como buen hijo del mar.
De entre sus obras quedó
un Cristo monumental,
que el propio Cristo
en un sueño, dicen le pidió obrar.
Como protección a pescadores
y a los hombres de mar.
Al salir a navegar
todos lo van a tocar
y al regresar agradecen
haberse librado de los peligros del mar.
Seudónimo: Mario Camilo Blanes