LA TRAGEDIA DE LA MIGRACIÓN INFANTIL EN LATINOAMÉRICA

ENCUENTRO CON GOROSITO…

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) dio a conocer a la agencia Inter Press Service, en un informe presentado en Panamá que millones de niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe, y sus familias, han abandonado escuelas, amigos y comunidades para conformar una de las más complejas crisis migratorias del mundo.

Garry Conille, director de Unicef para América Latina dijo: “Cada vez hay más niños en movimiento, de edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia”.

Se calcula que, en todo el mundo, el 15% de los migrantes son niñas, niños y adolescentes, pero en el caso específico de la región e América Latina y el Caribe, el porcentaje llega a 25%, y cada vez son más pequeños, pues la edad del 91% de ellos en algunos puntos de tránsito clave no pasa de once años.

Unicef informó que de 250 mil migrantes que el año pasado cruzaron la peligrosa selva de Darién, entre Colombia y Panamá, 40 mil eran niños, niñas y adolescentes. En el primer semestre del 2023, el cruce por dicha selva ha sido de 196 mil migrantes, de los cuales más de 40 mil han sido niños, niñas y adolescentes.

Básicamente el aumento de la migración se concentra dentro y a través de Centroamérica y México, el movimiento de haitianos desde Haití y de otros países de la región, y el movimiento desde Venezuela, siendo niños, niñas y adolescentes el 42% de los migrantes venezolanos en Sudamérica.

Según Unicef, las principales causas de los desplazamientos de niños y adolescentes en la región son la pobreza, la inestabilidad, el colapso de servicios esenciales, la violencia y el cambio climático. Lo anterior se desprende del estudio realizado por este organismo de Naciones Unidas titulado: “La infancia en peligro. El rostro cambiante de la niñez migrante en América Latina y el Caribe”.

Las familias esgrimen como razones de su migración, desde la falta de alimentos hasta el deseo de un mejor futuro para sus hijos; también escapar de la violencia doméstica, de género, política, la relacionada con las bandas y pandillas y los desastres provocados por terremotos y huracanes, agravados por el impacto del cambio climático y la pandemia de COVID-19 que asoló la región y el planeta.

Son tres rutas las que los niños, adolescentes y sus familias suelen utilizar para sus desplazamientos: la selva del Darién, la migración hacia el exterior desde América del Sur, y un punto de tránsito clave en el norte de Centroamérica y los Estados Unidos Mexicanos.

A su vez, Unicef destaca que los riesgos físicos a lo largo de las rutas migratorias irregulares son innumerables, especialmente para los niños, que a menudo atraviesan selvas, ríos, vías férreas y carreteras, arriesgando su integridad al margen de que puedan convertirse en víctimas de violencia, explotación y otros atropellos graves.

El año pasado, al menos 92 niñas, niños y adolescentes migrantes perdieron la vida o desaparecieron mientras realizaban desplazamientos por la región, una cifra muy superior a la de años anteriores desde el 2014. Millones de migrantes no pueden acceder a las vías de migración regulares y seguras ya que carecen de documentos oficiales, no cuentan con medios económicos para pagar el alto costo de la migración regular o no cuentan con un patrocinador en el país de destino.

Lo anterior puede convertir sus viajes en experiencias muy peligrosas a través de terrenos traicioneros plagados de traficantes y otros delincuentes. Garry Conille externó: “Incluso si logran llegar a su destino, su futuro suele seguir en riesgo”. Los niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes también enfrentan obstáculos para acceder a los servicios esenciales en los países de tránsito y destino.

Al mismo tiempo, muchas comunidades de acogida tratan de satisfacer las necesidades de servicios y protección tanto de la población migrante como de la población nacional, un esfuerzo que ejerce una presión adicional sobre los recursos y la cohesión social. Algunos grupos son particularmente vulnerables. Entre ellos se encuentran los niños, niñas y adolescentes con discapacidades, los que se identifican como LGTBQI+ y los que pertenecen a grupos indígenas.

Esa realidad plantea desafíos a las políticas migratorias nacionales y a las respuestas humanitarias en los países de origen, tránsito y destino, destaca Unicef. A su vez el organismo de la ONU, reconoce que no es fácil, debido a que los flujos migratorios de la región a menudo se cruzan de manera que la mayoría de los países son punto de origen, tránsito, destino y retorno al mismo tiempo, haciendo de América Latina el escenario de una de las crisis de migración infantil más grandes y complejas del mundo.

Ante esta situación, Unicef plantea un enfoque basado en 5 puntos, el primero consiste en movilizar la protección internacional y atender las causas fundamentales de la migración específica de los niños.

Unicef propone invertir en los países de origen para mejorar el acceso a los servicios, prevenir y responder a la violencia, y crear oportunidades de educación y medios de vida para niños, jóvenes y familias vulnerables, y apoyar a los niños que permanecen en el país de origen mientras sus padres han migrado.

Además, considera la necesidad de ampliar las vías seguras y regulares para niños y familias, incluidos mecanismos de reunificación familiar, manteniendo el derecho al asilo. Según Unicef: “se debe permitir que los niños y las familias ingresen al territorio de un estado para solicitar asilo y quedarse allí mientras dure el procedimiento”.

También es muy importante, fortalecer los procesos en las fronteras de los Estados y de recepción para que tengan en cuenta a los niños y para que sean dirigidos por las autoridades de protección infantil en la etapa más temprana posible, implementando salvaguardias específicas, preservando la unidad familiar y garantizando el acceso a servicios legales.

El documento de Unicef, concluye con la necesidad de invertir en sistemas nacionales sólidos de protección infantil para salvaguardar a todos los niños, incluidos los migrantes y refugiados, de la explotación y la violencia, garantizando procedimientos adecuados para determinar su interés superior y promoviendo el cruce fronterizo seguro. Sin lugar a dudas la tragedia social que representa la migración infantil en América Latina y el Caribe ha superado con creces a las autoridades de los países de la región.

           ¡Hasta el próximo encuentro…!

                                                            Dr.(c) Washington Daniel Gorosito Pérez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.