CIMAC/Ciudad de México.- De niña, Julieta Fierro Gossman, soñaba con ser hada o cirquera, pero un buen día descubrió el universo. Desde entonces la ciencia se ha convertido en su felicidad y en un camino que ella misma describe como fascinante y retador.
En su hogar, Julieta Fierro vio imágenes de estrellas, planetas y constelaciones impresas en libros. Una noche su padre la despertó para presenciar el paso de un cometa. Desde entonces lo supo: se dedicaría a la ciencia.
Sus planes por poco se ven truncados a los 13 años cuando su madre falleció, dejando a tres hijos adolescentes y dos bebés. Su padre le dijo a Julieta que ella, junto a sus hermanas, deberían dedicarse de ahora en adelante a las labores del hogar. Pero “yo me revelé”, contó a Cimacnoticias.
Años más tarde escapó de su hogar para seguir sus sueños y comenzaron sus estudios en física. El primer paso que la llevaría a su gran meta: convertirse en astrónoma.
Actualmente Julieta Fierro es investigadora titular del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y profesora de la Facultad de Ciencias. Ocupa la Silla XXV de la Academia Mexicana de la Lengua y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores en el máximo nivel.
“La astronomía es una de las ciencias más fascinantes que pueden existir, estudia nada más y nada menos que el universo, es decir, todo lo que existe. Se puede abordar desde muchos puntos de vista, desde cómo los Mayas le hacían para medir el tiempo y hasta las matemáticas para los cálculos fascinantes. La astronomía es una ciencia multidisciplinaria por excelencia. Uno puede no entender nada de astronomía, pero ves a Saturno, ves una galaxia y estás feliz”.
Julieta Fierro
La fascinación por el universo
La senda, aunque llena de retos, ha sido“apasionante”, expresa Julieta. En su camino como estudiante universitaria recuerda que hubo materias, como electrónica, en las que era la única mujer.
Concluyó sus estudios en el año 1969. Siendo una alumna destacada fue invitada a dar clases, entonces descubrió otras de sus grandes pasiones: divulgar la ciencia y compartir la pasión por su profesión.
Ahora ya no solo es profesora o investigadora, también realiza un sin fin de conferencias -más de mil hasta ahora- desde nivel preescolar hasta personas de edad adulta, en las que comparte las maravillas de la ciencia.
“He dado conferencias desde preescolar hasta doctorado, apoyo a las niñas y a los niños. Me gusta ver sus caritas y su felicidad con los experimentos, descubren lo linda que es la ciencia”.
Julieta Fierro se ha convertido en acreedora de diversos reconocimiento, entre ellos: Premio a la Divulgación de la Academia de Ciencias de Tercer Mundo (1992), Premio Kalinga de la UNESCO (1995), el Kumple Roberts de la Sociedad Astronómica del Pacífico (1998) y la Medalla Primo Rovis del Centro de Astrofísica de Trieste (1996).
¿Por qué queremos y necesitamos que las niñas estudien ciencia?
En nuestro país, únicamente 3 de cada 10 personas profesionistas dedicadas a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas -conocidas también como STEM por sus siglas en inglés- son mujeres.
Y es que desde la educación las cifras muestran una disparidad de género. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señala que para alcanzar un nivel similar de hombres en carreras STEM, en todos los estados del país la matrícula de mujeres debe aumentar al menos 71 por ciento. Sin embargo, este tema continúa siendo un reto.
Y aunque en los últimos 10 años la cifra aumentó en cuatro puntos porcentuales, “el ritmo de crecimiento en la matrícula ha sido insuficiente (4.4 por ciento anual). De continuar esta tendencia, México tardaría 37 años para que el número de mujeres que estudian estas carreras sea similar al que mantienen los hombres hoy”.
En este panorama surge una duda que incluso podría ser inspiración: ¿por qué las niñas y mujeres deberían ser científicas? Para Julieta Fierro, las mujeres en la ciencia cambiarían la vida de otras, “porque hay problemas que tenemos las mujeres que los señores no nos van a resolver”, asegura.
“Los cólicos menstruales no se estudian, para ellos solo “estamos en nuestros días”, aún cuando la mitad de las mujeres jóvenes del mundo están sufriendo y si no hay mujeres en la ciencia eso no se va a resolver. O al hablar de cáncer de mama, si a un médico le apachurraran sus partes como nos la apachurran a nosotras ya habrían inventado otro sistemita para detectarlo”.
Entonces, ¿qué hace falta para que las niñas y mujeres se interesen en la ciencia? La investigadora afirma que la educación en México debe reconstruirse desde cero, pues actualmente se enseña desde la memorización, un recurso que poco apasiona a niñas, niños y adolescentes.
“La ciencia es lógica, interesante, divertida, no hay que memorizar nada, hay que entenderla”.
Julieta Fierro Gossman
Desde su experiencia, Fierro Gossman destaca que la ciencia debe incluir la construcción, la pasión y la diversión. Además, señala como necesario capacitar a las y los profesores para que encuentren la mejor forma de enseñar y acerca estos conocimientos a las niñas y adolescentes. “Se necesita financiar la ciencia, cursos masivos a distancia para todas las edades, becas prolongadas para que las estudiantes no desistan en el camino”.
Pero sobre todo, Julieta Fierro Gossman sentencia que las niñas deben estudiar lo que les apasione. Aunque si optan por la ciencia, descubrirán felicidad y retos, porque “la ciencia crea cosas que a nadie se le han ocurrido” y abre las puertas del universo.
Escrito por Berenice Chavarría Tenorio