DEJAR LA MÚSICA SERÍA DAR LA ESPALDA A MI VIDA: PRAYERS

Alicia Arias/León, Gto.- Ya está en León Prayers, el creador del estilo  cholo-gótico que tenía que esconderse para componer cuando era parte de la pandilla Sherman 37 y a quien un sueño que tuvo en la cárcel le dio la libertad.

Nacido en México, Rafael Reyes, cuyo nombre artístico es Leafar Seyer, pero es más conocido como Prayers, debido al proyecto musical del mismo nombre, llegó a San Diego, California, Estados Unidos a la edad de cuatro años. Hoy tiene 47 y gracias al amor que le tiene a la música y la honestidad hacia su propia vida se ha abierto camino en el ambiente musical internacional.

Prayers está el León para un único concierto este miércoles a las 20:00 horas en el Teatro Manuel Doblado como parte de la programación del Festival internacional de Arte Contemporáneo de León (FIACmx) que este año llega a su vigésimo quinta edición.

Con su carácter amable, divertido, sincero y elocuente, ofreció una conferencia de prensa esta mañana en la que habló de algunas de las vivencias que más lo han marcado, para bien o para mal.

EL ESTILO CHOLO-GÓTICO

Sin proponérselo, Prayer creó el estilo musical conocido como cholo-gótico. “Como no estudié música salió orgánico. No sabía ni lo que estaba haciendo cuando empecé a hacer música”, solo era “música que me salía del corazón”, comentó.

-¿A qué le atribuyes tu éxito?

“… A la gente que acepta lo que estoy haciendo y que conecta con la música… No sé, en serio. No sé cómo contestar esa pregunta”, respondió al decir que a todo lo que hace le echa muchas ganas desde que su papá le dijo un día que fuera el mejor en lo que hiciera.

Sus canciones hablan de sus vivencias, y no hay más, porque él no escribe producto de la imaginación. “Y digo, Man: todo lo que has dicho me ha pasado y todavía sigue pasando: pierdo a gente que yo quiero mucho, me traiciona gente en la que yo he confiado. Todos estos temas siguen pasando en mi vida. A lo mejor tengo que empezar a cantar otras cosas para que la cosa se ponga mejor, ¿verdad? Que la gente me ama, que todos me quieren, estoy rico, para que las cosas se empiecen a manifestar así porque todo lo que he cantado lo he vivido”.

Sus canciones hablan de sus vivencias y no hay más porque él no escribe producto de la imaginación.“Y digo, Man: todo lo que has dicho me ha pasado y todavía sigue pasando: pierdo a gente que yo quiero mucho, me traiciona gente en la que yo he confiado. Todos estos temas siguen pasando en mi vida. A lo mejor tengo que empezar a cantar otras cosas para que la cosa se ponga mejor, ¿verdad? Que la gente me ama, que todos me quieren, estoy rico, para que las cosas se empiecen a manifestar así porque todo lo que he cantado lo he vivido”.

Prayers se define como una persona muy transparente que, a veces, no sabe cuándo decir o no decir ciertas cosas porque asegura que no tiene nada que esconder.  “Yo hablo como hablo” y así comenzó su incursión en la música, cuando un día peleaba con gente con la que ya no podía vivir y compartir el mismo cuarto. Entones, usó la música para comunicar lo que estaba pasando, lo hacía para la gente que estaba en su barrio, cantaba para su familia, amigos y gente cercana, “luego creció y la cosa se hizo en lo que se convirtió”.

CUANDO EL MIEDO LO PARALIZÓ

“Antes yo sentía que no tenía nada que perder. Ahora tengo a mi esposa, tengo a mi hijo. Me ha cambiado la vida muchísimo... Ya casi estoy un poco más normal en lo que hago, pero cuando me casé y tuve a su hijo tenía mucho miedo”, recordó el artista al que siempre se le había hecho muy fácil hacer música pero al que un día el miedo lo paralizó.

Leafar Seyer. FOTO: ALICIA ARIAS

Sentía miedo de cantar sus propias canciones y seguir haciendo música porque había gente que tomaba la letra de sus canciones para molestar a su esposa, la artista de tatuajes Kat Von D. Prayers recuerda que ese temor le impidió escribir durante cerca de un año hasta que, un día, su esposa le preguntó qué estaba pasando y al conocer la respuesta, le dijo que se había enamorado de él por lo que hacía, así que no se detuviera.

“Tenía la lumbre, pero tenía miedo. La lumbre iba a ser muy grande”,  y así retomó su pasión y surgió el tema “Chologoth”.

EL SECRETO DEL PANDILLERO

EL género cholo-goth o cholo gótico es el resultado de la vida que Prayer llevaba desde los 13 años, cuando se vió obligado a ser parte de la pandilla Sherman 27, la banda del barrio que lleva el mismo nombre y en el que creció en la ciudad de San Diego, California.

“Pero yo no me metí a la pandilla porque yo quería ser pandillero. Yo andaba en lo que andaba pero me tuve que meter en pandillas”, contó Prayer y esta es la historia: El barrio donde creció era muy peligroso y una ocasión que su hermana salió a comprar tortillas en el mismo barrio unos pandilleros le quitaron el dinero. Ella regresó a casa llorando y “mi papá, macho, grande, alto, fuerte” salió a pelear.

“yo escuchaba en las calles y en la escuela que querían golpear a mi papá”. Por medio de un amigo que era hermano de uno de los pandilleros, Prayers se ofreció para que lo golpearan a él a cambio de no tocar a su padre. “Que me jodan a mí, mejor. Que me madreén a mí”, pero la respuesta marcó para siempre su vida: Prayers tenía que ingresar a la Sherman 27. Ese fue el trato.

Tras siete golpizas Prayer fue aceptado en la pandilla. “Luego, ya me hice del barrio que no me gustaba pero poco a poco me empecé a enamorar”. Le apodaban “Termite”, le daban dinero cuando no tenía, y “sentía como que, ya, mi familia estaba cuidada”.

Con su estilo cholo-gótico Prayers ofrecerá un concierto en León en el teatro Manuel Doblado. FOTO: ALICIA ARIAS

Hasta el día hoy Prayers pertenece a la Sherman 27 y, aunque ya no vive en San Diego, sino en Los Ángeles, acude al barrio a visitar a su famili; además de que tiene propiedades ahí, como la casa en la que creció cuando sus padres la rentaban. Ahora es suya.

Con el tiempo, Prayers adquirió propiedades un restaurante. Sentía que no le faltaba nada. Era peleonero, mujeriego, derrochaba dinero y andaba en busca de “la party”.

“Yo no era así, pero el barrio me hizo así”, dice al recordar que él era un chico  muy sensible al que no le gustaban ni los deportes de contacto, y siendo parte de una pandilla que lo hizo muy rudo y fuerte, tuvo que mantener en secreto su contacto con el arte.

Recuerda que los que se enteraban que componía música le echaban carrilla, aunque su familia le hacía un contrapeso y también algunos amigos que lo querían y pedían que lo dejaran en paz.

EL SUEÑO EN LA CÁRCEL QUE LE DIO LA LIBERTAD

Pasaron los años y “yo ya tenía un restaurante, casas y varias cosas… Yo ya estaba parado. Yo no tenía que trabajar, todo estaba bien, pero tenía problemas mentales, muchos demonios… Y es lo que pasa, a veces, cuando tienes la vida en tus manos te metes en problemas porque ya no tienes la lucha”, comentó.

Cuando él sintió ya no tenía que luchar “las cosas se pusieron extrañas para mí, porque tenía plata y me metí en problemas”. A los 36 años estuvo seis meses en la cárcel y eso “fue la cosa mejor que me pudo pasar a mí porque en ese tiempo fue cuando pude empezar a pensar quién era yo y qué es lo que yo quería”.

“Yo tenía mucho dolor  y yo no quería enfrentar ese dolor”, narró Prayers al explicar que ese sufrimiento surgió con la muerte de su adorado padre, porque el día que murió ambos habían discutido muy fuerte y Prayers, molesto, se fue y dejó solo a su papá que ya estaba enfermo.

“Mi padre era para mí una persona muy importante” y el dolor de su partida, sin haberse podido perdonar por las cosas que se habían dicho, se convirtió en una culpa muy grande. Prayers se culpó de la muerte de su papá.

“Entonces, yo cargué eso conmigo” y en la cárcel fue donde tuvo el tiempo de tener esa plática que tenía pendiente con su padre.

Una noche se presentó su papá y pudieron hablar: ¡Por fin! Prayers le pudo pedir perdón y fue perdonado, se dieron un abrazo y ese contacto espiritual, o ese sueño, le cambió la vida porque le dio la libertad. Empezó a hacer ejercicio y a leer, y cuando salió de prisión ya no buscó mujeres, ni peleas. Se fue a una de sus casas, una que nadie sabía dónde estaba, y se encerró en un cuarto para que nadie lo pudiera encontrar.

Un sueño con su padre le dio la libertad. FOTO: ALICIA ARIAS

“Ese sueño me dio una libertad que no tenía y sí me ayudó a sanar el dolor”, así lo describe Prayers quien, desde el encierro en el cuarto, empezó de lleno a hacer música. “No empecé despacio. Empecé bien rápido”. Recuerda que grababa canciones y subía los videos a Facebook y así comenzó a dejar atrás lo que durante años había hecho en secreto.

“PRAYERS TE GUSTA O LO ODIAS”

“En Prayers no hay medio. En Prayers no´más hay: te gusta o lo odias”, comenta al señalar que así siempre ha sido su vida: “les caigo bien o les caigo mal”. y eso es lo que le gusta de su música, que es cosa muy personal y la gente conecta porque ha vivido experiencias similares.

Hablar de la música que compone es hablar de su vida. “Yo estoy hablando de mi vida. ¿Cómo voy yo a alejarme de mi vida o dejar esto? Porque es como poner mi espalda a mi vida, a lo que yo he vivido. Entonces, yo no lo puedo dejar porque es mi vida y yo tengo que seguir siendo Prayers”, aunque ya no esté David, ex integrante del proyecto  Prayers, porque ahora no tiene tiempo para emézar proyects con nombres nuevos.

Así que Prayers seguirá adelante haciendo lo que siempre ha hecho. “No´más ser yo. Es todo lo que sé hacer: no´más sé ser yo. Entonces, lo voy a seguir haciendo. Lo que salga del arte, siempre lo he hecho. Lo que pasa, ahora, es que ya no lo hago escondido. Es lo único que ha cambiado”.

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