EL VALOR DE EXISTIR EN CIUDAD MANUEL DOBLADO

A ti, Leo, por tu amor y valor para existir.

Por tus 15 minutos que la historia recordará con ORGULLO

Alicia Arias/León.- “No te muevas, no te rajes, no te quites porque toda la vida corriste, toda la vida tuviste que huir de aquí y esta es tu oportunidad de ser valiente”.

Fueron 15 minutos de resistencia en la plaza principal de Ciudad Manuel Doblado, uno de los 46 municipios del estado de Guanajuato, de donde Leo Zárate salió hace 10 años y este mes del orgullo LGBT T regresó para existir como es, porque nadie se lo va a quitar.

Profesionista de la salud, investigador y persona diversa sexual, Leo decidió hacer la primera macha por el orgullo en su pueblo natal, como él lo llama.

Tenía que regresar a luchar contra lo que había huido y así lo hizo la tarde del sábado 18 de junio, 10 días antes del 28, cuando se  celebra el Día Internacional del Orgullo.

Nunca había participado en una marcha del orgullo, ni allá ni en ninguna otra parte pero, porque así tenía que ser, la historia lo recordará por haber dado el colorido y orgulloso paso junto con otras seis personas: Miriam Domínguez Moreno, Maresa Anaí Guevara, Juan Martín de Jesús Torres Mireles, Uriel Palma Carranco, Martha López Pedroza y Carlos Eduardo Jaramillo, actual Mister Gay MD 2022.

Lo que sucedió esa tarde de sábado abrió un camino para las y los doblandenses... “Sé que no es así, no me siento como esta persona sin precedentes, claro que tengo precedentes y mis precedentes están en Manuel Doblado, y en Manuel Doblado ya había un movimiento con reinas trans y Mr. Gay”, reconoce Leo en entrevista con Kuali.

Ahí, en Manuel Doblado, donde siempre se sintió insegura, Leo transmitió un mensaje de amor, orgullo y resistencia, porque uno de sus objetivos es dejar huella en su vida. “Que yo me siento orgulloso de ser quien soy. Que tengo derecho a existir…”.

EL DERECHO A TENER UNA FAMILIA

Ahí, en su hogar, en una finca de la ciudad de León expresa la emoción de recibir a esta periodista “porque, al final de cuentas, estar en este lugar, en mi espacio, donde habito, donde creo, donde soy quien soy es algo muy nuevo y lo nuevo a mí siempre me emociona”.

Y desde ese espacio contó parte de su historia, porque ser quien es: una persona no binaria y pansexual, le ha quitado el derecho a tener una familia.

Venir de una pequeña ciudad, haber nacido en una familia privilegiada económicamente, tener piel clara, ser una persona que pertenece a una identidad no normativa y hasta “tener un pene entre las piernas”, sí dificulta, asegura.

Su vida no ha sido miel sobre ojuelas, pero tampoco ha sido un infierno.  “Considero que he sido una persona privilegiada y creo, que como todos los seres humanos, también he carecido de amor, de apoyo, del apapacho, y que eso ha sido lo que ha marcado mi carrera, tanto profesional como personal, el buscar siempre el crecimiento interior y llegar a ser la mejor versión posible de mí para darme hacia los demás y hacia las personas que amo”.

Leo define su existencia como una constante transición porque ya no es lo mismo que fue hace dos años y, tal vez, mañana no sea lo mismo que es hoy. Comenta que su vida es una transición, algo doloroso pero también gratificante cuando llena el corazón.

Con una Licenciatura en Enfermería y Obstetricia por la Universidad de Guanajuato, actualmente cursa la Maestría en Ciencias del Comportamiento, algo que decidió hacer tras el fallecimiento de su abuela Hermelinda Pérez Torres, el ser que más ha amado y quien le enseñó el valor de amarse a sí mismo/a/e.

Sentía muchísimo dolor y ese dolor le llevó a crecer. “Pensaba: me duele, me duele, pero qué más puedo hacer, y siempre he creído que soy buen estudiante y me apasiono mucho”.

Regresó a las aulas y su tema de estudio es la "Discriminación religiosa en la comunidad de Ciudad Manuel Doblado a la personas sexualmente diversas”, porque se le hacía muy hipócrita de su parte que durante años ha trabajado en pro de la comunidad de la diversidad y de la investigación pero nunca lo había llevado a su pueblo.

Leo ha dictado conferencias en diversos estados del país y en el extranjero. También ha publicado sobre temas como la discriminación, la diversidad sexual y la espiritualidad. Actualmente trabaja sobre las relaciones afectivas no tradicionales, como el poliamor y la no monogamia

Leo reconoce que es un ser espiritual, que hablar de su identidad sexual no le resultó fácil  y que fue hasta los 22 años cuando pudo hacerlo. Hoy tiene 27 años y vive en la ciudad de León, donde combina sus pasiones por la ciencia, la investigación y el activismo sin olvidar nunca que la espiritualidad le ha ayudado a ser quien es.

A los 16 años conoció el programa de Alcohólicos Anónimos y lo puso en marcha para su propia rehabilitación. Por su historia vida había acumulado intentos de suicidio, pero años más tarde publicó su primer artículo en una revista española y trata, precisamente, de cómo la espiritualidad influye para recuperarte de las adicciones.

“Cuando toqué fondo me di cuenta de que cuando estás abajo solo puedes ir hacia arriba, y ahí es donde entró la espiritualidad en mi vida, porque fue cuando entendí que quien yo era, estaba bien; que quien yo era, estaba correcto”.

“A mí me causaba mucho conflicto la gente trans por una vivencia personal” que sucedió de esta manera: cuando Leo tenía 11 años una chica trans entró a su casa a robar y lo amagó con una navaja. Ese hecho le generó mucho conflicto con las identidades trans, “pues no tenía la información para entender lo que estaba pasando”, y “hoy que la tengo disculpo muchísimo a la chica porque sé que lo que sucedió en ese momento fue resultado de la violencia que se sistematizó para que ella tuviera que dedicarse a robar y a la prostitución”.

Ese “repele”, como le llama, a las personas transgénero, siendo él/ella/elle una persona sexualmente diversa, le llevó a investigar sobre los temas que causan conflicto socialmente y, gracias a la Doctora Lucía Caudillo, quien fue su tutora cuando estudiaba la licenciatura, pudo informarse sobre eso que le molestaba y no le hacía sentirse cómodo, y le causaba conflicto, porque él tenía muchos problemas con su propia identidad..

“La ciencia es fría, la ciencia son datos, la ciencia es números, pero las personas no somos un número, tenemos un corazón, y tenemos historias, y eso es mucho de lo que yo quiero aportar a través de mi trabajo”.

“Ámate más de lo que me amas a mí”, le dijo su entrañable abuela, y “aquí estamos y no nos vamos”, es una promesa por la cual siempre contempla luchar.

IMÁGENES: CORTESÍA

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