ENCUENTRO CON GOROSITO…
No es exagerado decir que en estos días de COVID- 19, hemos podido constatar que las teorías conspirativas se extienden más rápido que el letal virus. Las mismas se basan en mecanismos muy poco fiables de interpretación de la realidad y no son siempre el resultado de cobijar falsas creencias. Pueden elaborarse, manipularse y amplificarse intencionalmente por razones políticas y estratégicas.
Dos importantes investigadores, Stephan Lewandowsky, Psicólogo y Jefe del Departamento de Psicología Cognitiva de la Universidad de Bristol y John Cook, Científico Cognitivo e Investigador del Centro de Comunicación sobre Cambio Climático de la Universidad George Mason, han estudiado las causas y la dinámica de las teorías y han identificado siete características o rasgos en éstas.
Los 7 principales rasgos los resumieron con el acrónimo en inglés CONSPIR, que significa: Contradictorio, Primordial (Overriding), Sospecha, Intención Perversa (Nefarious), Algo (Something) debe estar mal, víctima Perseguida, Inmune a las pruebas y Reinterpretación de la aleatoriedad.
La primera característica consiste en el elemento del pensamiento que se contradice a sí mismo: los que creen y proponen teorías conspirativas parecen creer simultáneamente en ideas que se contradicen unas con otras. No importa que su razonamiento sea incoherente la única cosa que importa es evitar creer a cualquier precio la versión oficial de los hechos.
El segundo rasgo consiste en una actitud (preexistente) de sospecha primordial hacia la versión oficial de los hechos: debería desecharse cualquier elemento que no encaje en la teoría de la conspiración. La conspiración se convierte en la realidad misma, cualquier otra cosa supone una distorsión.
La tercera característica representa el aspecto más estratégico de esas teorías: la “intención” perversa o la presuposición de mala fe. “Las intenciones que se promueven tras cualquier conspiración asumida se entienden únicamente como perversas”. Según los investigadores, “los teóricos de la conspiración nunca proponen que los presentes conspiradores tengan motivaciones benéficas”.
El cuarto rasgo, una suspicacia incorporada a la noción de que “debe andar algo mal en esta descripción”, clasificando la realidad como engaño, no la teoría de la conspiración.
La quinta característica nos muestra que quienes propagan teoría de la conspiración tienen en común un sentimiento de victimismo, acompañado de manía persecutoria: las teorías de la conspiración los presentan como víctimas de una persecución organizada.
Al mismo tiempo, en sus relatos son “valientes antagonistas” que se enfrentan a los “villanos conspiradores” (es decir, a todos aquellos que no aceptan la teoría de la conspiración), teniendo así una percepción ambivalente como víctimas y héroes al mismo tiempo.
El sexto rasgo es que las teorías conspirativas son las más de las veces inmunes a toda evidencia. Estos científicos sociales las denominan “autoselladas”. Aunque existen puntos en contrario se reinterpretan de tal modo que se diga que tienen su origen en la conspiración misma. Cuanto mayor son las pruebas contra la teoría de la conspiración, más se contempla como señal de que los perpetradores de la conspiración necesitan su versión (falsa y construida) de los hechos que han de creerse.
El séptimo rasgo; los teóricos de la conspiración “reinterpretan la aleatoriedad”, volviendo a encuadrar todas las coincidencias con el fin de integrarlas en la conspiración misma.
Una vez analizados estos 7 rasgos o características de las teorías de la conspiración, comparto con ustedes dos pensamientos para reflexionar, uno del escritor Gore Vidal: “Yo no soy un teórico de la conspiración, soy una analista de la conspiración y otro del General Douglas MacArthur: “El mundo está en una constante conspiración contra los valientes. Es la lucha antiquísima: el rugido de la multitud de un lado y la voz de la conciencia por el otro”.
¡Hasta el próximo encuentro…!
Dr.(c).Washington Daniel Gorosito Pérez