EL AMOR EN EL SIGLO XXI: “TE QUIERO. COM”

   Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez

Si pensamos en que este mes se celebra el “Día de San Valentín” o “Día de los Enamorados” o “Día del Amor y la Amistad”, una costumbre anglosajona que desde la década de los 80 del siglo pasado ha ido ganando terreno como parte de este proceso de globalización cultural- comunicacional- mercadológica en el que estamos inmersos, escribiré sobre el amor de pareja excluyendo otro tipo de amores.

Se sostiene que el amor sólo es posible cuando dos seres humanos se comunican entre sí desde el centro de sus existencias, por lo tanto cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde el núcleo de su existencia.

Sólo en esa “experiencia central” está la realidad humana, sólo allí hay vida, sólo allí está la base del amor. Experimentando en esa forma el amor es un desafío constante, no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos, mantener identidades y no sumirse en uno solo, “encontré mi media naranja” no, nadie es incompleto.

Que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es básicamente secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de sí mismos.

Sólo hay una prueba de la presencia de amor: la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los que se reconoce el amor.

El Arte de Amar, obra de Erich Fromm en la que él autor toma el título de un poema del poeta romano Ovidio, que fuera publicada a fines de la década de los 50, marcará parte del debate de la temática amorosa en el resto del siglo XX.

En su libro Fromm plantea una teoría del amor centrada en la “necesidad profunda” con que se enfrenta universalmente el hombre: la de superar el estado de separación, acceder a la fusión interpersonal y trascender la propia vida individual.

Un fracaso absoluto en satisfacer tal necesidad puede conducir a la locura; una satisfacción plena de la misma sólo se encuentra en el amor.

¿Pero cuál tipo de amor y bajo qué principios se rige?

Amores:

El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”.

El amor maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”.

El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito”.

El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”.

Y el amor, motor de la humanidad, ¿será? , ha ido cambiando como han ido cambiando las sociedades y llegamos a la “aldea global” al decir de Marshall Mc Luhan y al mundo de la “incomunicación” y las redes sociales hoy en todo su esplendor.

¿Y qué pasa con el amor? Un sociólogo polaco, Zygmunt Bauman, ganador del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2010 crea el término “modernidad líquida”.

En el 2006 en su ensayo titulado “Vida líquida”, sostiene que esta no permite ataduras, ni lealtades, sino que es una sucesión de nuevos comienzos: en el trabajo, en las amistades, en las relaciones amorosas. En las “sociedades líquidas” todo tiene fecha de caducidad incluido el amor.

Uno de los que apoya la teoría de “el amor líquido” en América Latina es el psicoanalista argentino Óscar Zack, en al que se considera que el amor es como una mercancía. “Si usted tiene un objeto o compra algo, eso no es para toda la vida. En el mundo actual el amor se constituye casi que en un objeto tecnológico. Por ejemplo, cuando se anuncia el lanzamiento de un nuevo dispositivo, la gente se agolpa un día antes para comprarlo. Hay un vicio por tener aquello que es nuevo, que lo diferencia de lo que ya se tiene”.

En su participación como ponente en el “Seminario los decires del amor” organizado por la Universidad ICESI; explicó que hoy para muchos hombres: “es mejor tener un IPad a una pareja porque el IPad no habla; o que la mujer prefiera tener el “notebook” de última generación porque él obedece. El mundo moderno tiende a hacer de los individuos seres autistas en el sentido de creer en la frase: “Sólo me basto” con mi IPod o mi “notebook”, porque ahora a través de estos elementos se puede tener sexo virtual”.

De ahí que Internet es una forma de conocerse, pero no puede reemplazar el lazo social. Seguramente este 14 de febrero habrá muchos enamorados sacándose fotos (selfies) para enviar por redes sociales ese momento amoroso.

También volarán miles de “te quiero.com” en el ciberespacio, término manejado por el escritor uruguayo Mario Benedetti que sostenía que esto revelaba un déficit de comunicación personal. Sin lugar a dudas, entre los más jóvenes el amor en el siglo XXI tiene la impronta de la tecnología. De la comunicación: ¿Cómo andamos? ¿Da para reflexionar verdad?

 

 

 

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